martes, julio 22, 2008

lluvia de verano

Entró empapada. El agua caía por toda su cara. Su ropa de verano, mojada, pegada a su cuerpo la hacía aún más menuda, más desamparada. Me miró fijamente y fue cuando me di cuenta de las lágrimas que se mezclaban con las gotas de agua. Intentó decirme algo que no pude oir, pero sí intuir. Quise abrazarle pero me rechazó de una manera convulsa, casi con miedo a recibir algo de afecto y entonces salió de nuevo al jardín, a la lluvia de verano que caía con fuerza, con la rabia que ella llevaba consigo. Yo quise gritarle pero las palabras no fluyeron, se quedaron encerradas en aquella habitación donde un día de lluvia de verano entré empapada y me dejé abrazar mientras el agua, las lágrimas desbordaban mi cuerpo.