viajes
Antonio Murado
A veces se me antojaba el fondo de una sartén de esas que había en casa cuando yo era pequeña o aquella “carmela” que compré para tostar el pan en mi piso de estudiantes en Madrid.
Como la imaginación es libre en esto del arte contemporáneo y para mí lo importante es la sensación que me trasmite un lienzo sin buscar otra respuesta a lo incomprensible para muchos, a veces veía la inmensidad del universo. Entonces en pocas ocasiones podía ver el cielo limpio lleno de estrellas, pero era un ejercicio de humildad, de estos que de vez en cuando viene bien hacer para limpiar el alma, para darme cuenta que no soy el ombligo del mundo y que mis problemas, si se les puede llamar así, apenas son una insignificancia en la inmensidad.
Sigo haciendo viajes siderales, esta vez bajo el cielo limpio, inmenso en lo que alcanza mi vista y mi entendimiento.
A veces se me antojaba el fondo de una sartén de esas que había en casa cuando yo era pequeña o aquella “carmela” que compré para tostar el pan en mi piso de estudiantes en Madrid.
Como la imaginación es libre en esto del arte contemporáneo y para mí lo importante es la sensación que me trasmite un lienzo sin buscar otra respuesta a lo incomprensible para muchos, a veces veía la inmensidad del universo. Entonces en pocas ocasiones podía ver el cielo limpio lleno de estrellas, pero era un ejercicio de humildad, de estos que de vez en cuando viene bien hacer para limpiar el alma, para darme cuenta que no soy el ombligo del mundo y que mis problemas, si se les puede llamar así, apenas son una insignificancia en la inmensidad.
Sigo haciendo viajes siderales, esta vez bajo el cielo limpio, inmenso en lo que alcanza mi vista y mi entendimiento.